Tuesday, February 21, 2006

El Cobro Mercenario Gustavo Gorriti.

No creo que a un articulo de opinion como este se le deba agregar una palabra mas, simplemente leanlo por completo y disfrutenlo.

El cobro mercenario - Gustavo Gorriti

Así que Ivcher cobró.Él y los pobres de espíritu que terminaron con él la negociación por partedel Estado, lo hicieron bien solapa, bien por lo bajo. Le dieron el chequepor los veinte millones de soles (de nuestros impuestos, por cierto), más elsencillo, a su nombre, para que fuera cobrado el mismo día en el banco.Hay una expresión en inglés que cae apropiada aquí: 'Laughing all the way tothe bank', muerto de risa camino al banco. Cómo no estarlo.Según entiendo, Ivcher atarantó de tal manera a los cretinos querepresentaban al Estado, que se las arregló para que este pagara hasta loshonorarios de los tres árbitros que fallaron a su favor: el del Estado(Avendaño); el de Ivcher (Santistevan); y el nombrado por ambos (Osterling).Setenta mil dólares por cabeza, si no me equivoco. El Estado pagó los 210mil dólares e Ivcher cobró los veinte millones de soles.He visto embudos en mi vida. Uno como este, hasta ahora no.Hay una serie de temas secundarios vinculados con el caso. Varios de ellosinteresantes en sí mismos. Alguno, como la guerra a bacenicazos entre excolegas del mismo canal, recién comienza. Agua irá y agua vendrá. Unalástima, habida cuenta de la trayectoria de los contendientes. Pero no voy aescribir sobre eso.Ni tampoco voy a escribir sobre los aspectos formales del arbitraje, ellaudo y el acuerdo que termina con los veinte millones de soles en elbolsillo de Ivcher. Si algo hemos tenido siempre en el país es un superávitde abogados. Y podemos estar seguros de que si Poncio Pilatos hubiera tenidoabogados peruanos a su lado, no se hubiera lavado las manos sino hubierabuscado un reglamento.Quiero escribir sobre la dimensión moral del pago a Ivcher. Sobre lasrazones implícitas de la sensación de rabia y sobre todo náusea que sientela mayoría de personas al enterarse del hecho. Y sobre el sentimiento deasco y contaminación que experimentamos la gran mayoría de quienes en elpasado reciente enfrentamos al fujimorato.Ivcher le cobra al Perú por haber luchado contra la dictadura de Fujimori yMontesinos. Tanto luchó, dice, tanto le costó la lucha, tal es la cuenta.Ha disfrazado ese razonamiento de múltiples maneras, pero eso es al final.Es decir, la lucha como negocio. La pelea por la libertad con factura, perosin RUC.Como escribí en esta página en octubre pasado ('Los ojos chinitos'), Ivcherllegó tarde a la lucha contra la dictadura: "Entre 1992 y 1996, Ivcher fueuna geisha fervorosa, no de tatamis sino de colchones, pero geisha al fin.Cuando se peleó con sus antiguos aliados -por razones que, por lo menos yo,no tengo del todo claras- le dimos la bienvenida dentro de la oposicióndemocrática aquellos que habíamos luchado ya por varios años contra ladictadura". Su confrontación con la dictadura fue de tres años y un pocomás, mientras que la lucha de quienes la enfrentamos desde el primer día fuedesde el 5 de abril de 1992 e incluso (en casos como el mío, que llevabaaños investigando y denunciando a Montesinos) desde mucho antes.Si él dice que le hicieron daño, ¡qué no podríamos decir nosotros! Él no fuearrestado ni desaparecido, como fue mi caso y el de otras personas. Ni letruncaron obras y proyectos de vida. Ni le hicieron vivir la realidadcotidiana de la inminencia del peligro físico, como fue el caso de no pocosperiodistas, incluyendo a varios que trabajan en este diario. Y si de dañoempresarial se trata, ¡qué no podrían reclamar los dueños de Caretas, losherederos de la fenecida Oiga, los herederos de Gustavo Mohme Llona, cuyasempresas fueron quebradas o llevadas al borde de la quiebra por Fujimori,Montesinos y sus sicarios!¿Pero a alguien se le ocurre cobrar por haber luchado contra una dictadura,por haber luchado para que impere la libertad en nuestra Patria? ¡Porsupuesto que no!Hay una inmensa diferencia entre quienes combaten por los ideales de Patria,de libertad, de democracia y de justicia respecto de quienes lo hacen pordinero. Estos últimos son mercenarios. Y tienen su sitio en las guerras.Pero combaten dentro de sus propias formaciones y no mezclados con las delos ciudadanos, porque los contaminan.¿Quiere decir que sostengo que nadie debe recibir reparaciones monetariasdel Estado? No. Ni mucho menos. Ni las pedimos ni las pediremos aquellos quesobrevivimos con nuestra capacidad de trabajo intacta e íntegros de cuerpo yalma. Debe, sí, reparar -y reparar bien- a las personas y a las familias deaquellos que sufrieron muerte, mutilación, tortura o una gran violencia dela que no han podido recuperarse. Con ellos hay un deber sagrado que, dentrode lo que somos y podemos como Estado y sociedad, debe cumplirse.Al pagársele a Ivcher se ha indemnizado a la vez a algunas de las personas yfamilias que con plena justicia merecían una reparación. Pero, en tantoestán juntos, la comparación es inevitable. Y la comparación es obscena. De31 millones acordados en reparaciones, se le paga 20 millones a Ivcher y elresto a una multitud de víctimas.A los deudos de la decapitada Mariela Barreto se les paga 270 mil soles. Alos menores de edad cuyos padres fueron asesinados en la masacre de BarriosAltos se les abona 600 mil soles a un fideicomiso. Y así. ¿Significa esoque, de acuerdo con la lógica que manejan tanto Ivcher cuanto sus patéticascontrapartes estatales, que una vida vale menos que una isla de edición yuna tortura menos que una filmadora? ¡Pero qué digo! ¡Si Ivcher, de acuerdocon lo que se sabe hasta ahora, se ha metido la plata al bolsillo y no en sucanal de televisión! Es para él nomás. Para alguien que tenía necesidadestan grandes que el 2004 vendía en 10 millones de dólares el más espectacularpenthouse de Tel Aviv. Es decir, que a un millonario que se revuelca enplata le hemos puesto 20 millones de soles en el bolsillo por sus supuestossacrificios en la lucha por la libertad, mientras que a gente que perdió lavida y a veces también la fuente de subsistencia les hemos pagado a razón deunos miles de soles por muerte o por tortura.¿Que Ivcher tenía negocios importantes, que fueron afectados en escalacorrespondiente y que por eso es mayor el monto de reparación? ¿Quiere esodecir que si Dionisio Romero, por ejemplo, se hubiera convertido endemócrata el dos mil y la agónica dictadura le hubiera afectado susnegocios, hoy los peruanos tendríamos que indemnizarlo con decenas y derepente centenas de millones de dólares? ¿Es que cuando los ricos lloran,las cajas registradoras suenan; y que cuando laceran a los pobres no pasa nimierda?¿Y qué les parece saber que este gobierno que puso 20 millones en elbolsillo de Ivcher presupuestó el 2005 apenas 10 millones de soles parareparar a todas las víctimas de la guerra interna en las zonas deemergencia? ¡A las miles de víctimas! ¿Y saben también que, pese a queToledo ofreció 100 millones para este año en su discurso del 28 de juliopasado, se han presupuestado apenas 15 millones de soles este año para elmismo objetivo?¿Y saben también que hay acuerdos prejudiciales con la ComisiónInteramericana de Derechos Humanos, formalizados en febrero del 2001, paraindemnizar a los deudos de víctimas como los asesinados periodistas HugoBustíos, Jaime Ayala y Pedro Yauri, que hasta ahora no se cumplen? ¿Quéquiere decir eso? ¿Que si no se presiona, no se ajocha y no se asusta, nopasa nada?Lo digo claro: este caso es antes una náusea que un episodio. Ha sido lahora de cobro mercenario. Y estoy seguro de que no me interpreto solo a mímismo sino que expreso el sentimiento de la gran mayoría de quienes pusimostodo en juego para enfrentar a la dictadura y terminar con ella, al decirque la única forma de evitar que esta paga mercenaria contamine el esfuerzoabnegado y generoso de tantos, es expresando con inequívoca rotundidad elasco y el repudio que nos merece.(LA REPUBLICA 12/02/06)