Tuesday, September 23, 2008

SITUWA COYA RAIMY KILLA

La noche del 20 al 21 de Septiembre fue el momento en que sucede el cambio de estaciones, cuando empezamos a recibir la primavera, tiempo en el cual los pobladores originarios de nuestra tierra celebraban una ceremonia llamada Situwa Coya Raimy Killa, una fiesta de homenaje a la Luna y El Sol, un agradecimiento por sus bendiciones y por aparecer siempre para alimentarnos con sus energías. Esta fiesta fue celebrada este fin de semana en la Huaca Santa Catalina por el Ayllu al cual pertenece un amigo, quien tuvo la gentileza de invitarme.
Quiero compartir esta maravillosa experiencia relatando brevemente que un día antes, el 19, había sido el cumpleaños de una amiga muy querida y muy especial para mí, así que me era indispensable ir a su fiesta. En esa reunión encontré a algunas personas que necesitaban consejo (soy receptivo con la gente que tiene algo que contar) así que, sin saberlo, algo de la tristeza y preocupaciones de ellos se había quedado conmigo, a veces ese es el precio de sanar a otros. Era Sábado 20, a las 5 p.m., me encontraba incómodo en mi casa, sin saber que hacer y sintiendo una depresión inminente, a pesar de los intentos por distraerme.
Y fue en ese momento que una inspiración acudió a mí, tuve el deseo de volver a saber de mi amigo Masucc, de quien sabía muy poco en estos tiempos, y me comentó que era momento de limpiar el cuerpo, de botar las enfermedades, equilibrar el espíritu y celebrar la fiesta de La Luna, así que, sin pensarlo dos veces, fui a su casa para pasar toda una noche de agradecimientos, buenos deseos y limpieza.
Llegamos a la Huaca Santa Catalina, escondida a espaladas de la Av. Javier Prado, envuelta en todo ese misterio que poseen las construcciones antiguas, que la luz de la luna acrecienta más aún. Pequeña a comparación de otras Huacas como Puruchuco, pero igual de hermosa. Preparamos las mantas para las mesas de las ceremonias, con los elementos recolectados de la tierra, los hermanos aportan maíz, chicha, keros, mallquis, muchos elementos con los cuales entrar en contacto con Pachamama, poco a poco va creciendo la alegría, va llegando más gente, las mesas quedan listas y es momento de encender las velas con los colores del arco iris, los mismos que son los colores de la Wifala, que está flameando gracias al viento nocturno.
Lo primero que hacemos, a las 9 de la noche, es formarnos en círculo todos los hermanos, uno a uno nos vamos pasando la Usuncha para dirigirnos a los presentes, diciendo quienes somos, de donde venimos y lo que nos nazca del corazón, nuestros saludos, por simples o elaborados que sean, son recibidos con aplausos entusiastas. Luego pasamos a formarnos en círculo alrededor de la mesa para el ritual, explicándosenos que tenemos que llegar en parejas, agitar la Usuncha a los 4 puntos cardinales, pidiendo que se vaya todo aquello que nos aqueja, limpiándonos en cuerpo y alma, claro que para esto tengo que tener una pareja mujer, la cual no me he procurado en esta ocasión, así que recurro a una chica que, para mi suerte, se encuentra sola y acepta mi propuesta de buen grado, se llama Mariella, y es muy gentil a parte de guapa; así que acudimos a sacudir nuestras Usunchas, espantando todo lo malo, pidiendo ques e aleje el rencor, el odio, la miseria y el temor (pedidos que me salen de muy adentro), recibimos también la primera limpia alrededor del cuerpo. Es increíble, pero al paso de las flores sobre mi pecho y espalda, siento que se me va un peso de encima, la sensación de alivio es única.
Hemos preparado también bolsas de papel que contienen tierra y sujetan velas, para alumbrar a la Huaca que nos está alojando, las vamos subiendo al principio de una en una, acompañando de Mariella, quien viene de recorrer un Camino Inca en Huarochirí y le es difícil bajar las gradas. El entusiasmo es grande, todos hemos cobrado vitalidad, subimos y bajamos de la Huaca sin problemas, buscamos un sitio que alumbrar, encendemos las velas apagadas, nos sentimos contentos.
Es momento de esperar que Massuc, encargado de dirigir al ceremonia, pida permiso a la Huaca para iniciar el Situwa Coya Raimy Killa; una vez concedido este, invocamos a los espíritus de la naturaleza, al Padre Sol (Tayta Inti) y su Coya, la Madre Luna (Mama Killa) pedimos por todo aquello que deseamos, reparten las hojas de coca en pares, representando la dualidad, las cuales serán puestas en el despacho a la tierra, pido fe, sabiduría y fuerza, lo pido de todo corazón, sintiendo que mi deseo ha sido concedido y agradeciendo por las bendiciones, momento en que sucede algo que no me pasaba en años, me siento embriagado de felicidad al punto de llorar en silencio, sin ningún tipo de vergüenza dejo que las lágrimas caigan, y me siento limpio y preparado para lo que vendrá, ya no siento miedo.
Entrego mis hojas con mis agradecimientos a Wayra, quien es la encargada de ayudar a Masucc, mira mi rostro húmedo y sonriente con una mezcla de asombro y felicidad, es terminado el despacho con los frutos de los reinos de la naturaleza y nuestras hojas, les agregamos el paquito (feto de llama) y es debidamente envuelto, luego nuestras parejas de hojas que son nuestro pedido para el equilibrio son echadas al fuego por nosotros mismos, en el brasero rodeado de palos de incienso, formando una chakana, hasta consumirlas todas y saber que nuestros pedidos han sido escuchados,. Luego, bendecimos y echamos nuestro aliento al despacho, y recibimos un florecimiento con ruda y flores rojas, nuestra limpieza ha sido concluida y es momento de intercambiar abrazos con todos, de desearnos felicidad y éxitos, conocidos y desconocidos, sintiéndonos felices por nuestros deseos concedidos, por limpiarnos de las enfermedades, por ser hijos de Inti y Pachamama.
Luego Masucc se dirige a un lugar alejado para quemar el despacho, que es la manera como se concreta la ofrenda, mientras los Sikuris entonan Huaynos, momento preciso para bailar y demostrar la alegría contenida, cogiéndonos las manos mientras hacemos un círculo, cantando las letras en voz alta, ya sean conocidas o aprendidas al momento. Los Sikuris terminan su ejecución y me doy cuenta que estoy agitado de tanto bailar, esto de veras ha sido una liberación.
Entregado el despacho, es momento de compartir lo traído por la voluntad de todos, como lo hacían en el Tawantinsuyo, así que mientras nos alimentamos con cancha, panes, caramelos y frutas, vigilamos el fuego en honor a la naturaleza, también hay chicha y hojas de coca, así que hay energías suficientes para esperar al alba.
Yo solo puedo entregarme al sueño una hora, pues las limpias y las sensaciones vividas me han cargado de energías y entusiasmo. Llega el alba, y con ella sabemos que Mama Killa está contenta por las ofrendas, que Tayta Inti ha renovado su promesa de protegernos siempre y darnos su calor, los Sikuris vuelven a hacer sonar las quenas, los saludos con los pututos despiertan a la gente, se rearma el círculo y comienza la entonación de un cántico especial de agradecimiento llamado En Tus Ojos, él cual me parece de una gran belleza, su letra es esta:

En tus ojos de agua infinita
Se bañan las estrellitas mama
Agua de luz agua de estrellas
Pacha Mama viene del cielo.

Limpia limpia limpia corazón agua brillante
Llora llora llora corazón agüita dulce
Sana sana sana corazón mama agüita
Calma calma calma corazón agua del cielo mama

La ceniza del incienso también es enterrada, esta vez la llevamos acompañados de los Sikuris, siguiendo una procesión silenciosa hasta un lugar cercano a donde se enterró el despacho.
Es tiempo ahora de compartir los alimentos, la chicha y la coca, de sentirse agradecidos y retirarnos a nuestras casas, cosa que hago en silencio, lleno de paz y alegría.

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