Ayer en La República, apareció este valiente artículo de Susana Villarán y su reconocimiento a quienes trabajaron por la extradición de Fujimori. Indispensable de leer.
Los imprescindibles
Susana Villarán.
La acusación de la fiscal chilena Mónica Maldonado contra Alberto Fujimori es una de las mejores noticias que hemos tenido en los últimos tiempos quienes creemos que la democracia no es tal si no va unida a la probidad y a la justicia.Cuando el Consejo Supremo de Justicia Militar condecora con la Medalla de la Justicia Militar Policial en el Día de la Madre a Luisa María Cuculiza, responsable de la más perversa operación de clientelaje político de las mujeres más pobres del país, funcionaria pública que echó mano de todos los recursos del Ministerio de la Mujer para que "su" presidente fuera reelegido a toda costa. Cuando el Congreso designa a Keiko Fujimori presidenta de la Liga Parlamentaria de Amistad Perú-Chile trastoca la moral pública; premia a una joven que vio maltratar a su propia madre y no dudó en reemplazarla; que estudió sin escrúpulo alguno en una costosa universidad americana con nuestro dinero. Cuando el Presidente de la República se calla en todas las lenguas –durante la campaña y en todos estos meses de gobierno– sobre el proceso de extradición de Fujimori, indicándonos diáfanamente de qué lado está...Frente a estas personas que expresan lo más oscuro y lamentable de la política, destacan con una luz particular seres que son un modelo de lealtad y coraje en la defensa del ideal democrático y son nuestra reserva moral.
La primera a nombrar es Gisela Ortiz. Con su frágil humanidad, a pesar de los 15 largos años de búsqueda de verdad y justicia para su hermano y los otros estudiantes y el profesor de La Cantuta, lideró la tenaz lucha por la extradición de quien envileció nuestro Estado a un nivel nunca antes visto. No vaciló, no dijo: "no puedo más y aquí me quedo"; siguió y nos animó a perseverar en la brega. Ella, Raida Cóndor y tantos otros no arriaron la bandera de la investigación y sanción a Fujimori.
Cómo no agradecer a José Ugaz y al grupo de valientes procuradores que lo acompañaron y que no cedieron a las presiones y amenazas. Fueron quienes construyeron la estrategia jurídica y aportaron los elementos de prueba que ha valorado en su acusación la fiscal Maldonado de manera tan diligente y acogiendo la jurisprudencia de la CIDH en los casos Barrios Altos y La Cantuta. Tampoco olvidemos a quienes, desde la Cancillería, organizaron un grupo de trabajo para la extradición de Fujimori, desactivado por este gobierno. Finalmente, reconozcamos a la Coordinadora Nacional de DDHH. En estos tiempos en los que regresan vientos en contra desde Palacio y desde los centros de poder fáctico que siguen vinculados a la organización criminal de Fujimori y Montesinos, su perseverancia es también un ejemplo de fidelidad a la democracia y de firme compromiso contra la impunidad.Ellas y ellos son los imprescindibles. Por estas personas e instituciones, más temprano que tarde, pese a quien le pese, Fujimori será extraditado y juzgado por sus crímenes en el Perú.
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