Wednesday, November 07, 2007

Enrique Rodríguez-Boulan y Marcelino Cereijido: Apoyarse en la Ciencia

Dos expertos argentinos nos hacen ver la diferencia entre ¨apoyar a la ciencia¨ y ¨apoyarse en la ciencia¨ artículo muy inetresante aparecido en El Clarín.

Apoyarse en la Ciencia

Por Enrique Rodríguez-Boulan y Marcelino Cereijido
Para El Clarín

La ciencia moderna ha dividido a la humanidad en un 10-15% (PrimerMundo) que tiene ciencia, y un 85-90% (Tercer Mundo) donde impera elanalfabetismo científico, que lo hunde en un mar de desocupación,corrupción y dependencia creciente con respecto al Primer Mundo.
Las sociedades analfabetas científicas se caracterizan por: (I)carecer de ciencia, (II) no darse cuenta de ello, (III) no preocuparsepor desarrollarla, como el desposeído que no envía a sus hijos a laescuela, condenándolos a la miseria, y (IV) creer que la realidad seinterpreta y maneja solamente con soluciones "económicas". Estacreencia las lleva, fatídicamente, a caer presas de trogloditas comoaquel ministro criollo que mandaba "a lavar platos" a los científicos.La Argentina no se puede catalogar fácilmente con dicha óptica. Sibien carece de ciencia, tiene excelentes científicos, muy valorados enel exterior, que reciben prestigiosos premios internacionales,incluyendo el Nobel.
Los avatares políticos han llevado a muchos de ellos a residir en lapopulosa Provincia Argentina de Ultramar (PAU). En setiembre, la PAUasistió a un evento notable: una comitiva compuesta por la senadoraCristina Kirchner, Daniel Filmus (ministro de Educación) y LinoBarañao (director de la Agencia de Promoción Científica) convocó acientíficos PAU-listas en México y Nueva York para discutir sus planescientíficos para la Argentina.
Los PAU-listas hemos desarrollado un finísimo oído que nos permitedetectar rápidamente el analfabetismo científico de los políticos queprometen apoyar a la ciencia. Este concepto es tan absurdo como decirque una persona se opera de la vesícula para apoyar a su médico, o nocompra pan o tornillos porque los necesite sino para apoyar apanaderos y ferreteros. Estos políticos no comprenden que lassociedades del Primer Mundo no "apoyan a la ciencia", sino, en directacontraposició n, se apoyan en la ciencia para desarrollar automóviles,medicamentos, aparatos y armamentos que después nos venden a preciosastronómicos a través de sus concesionarias, protegiéndose conregalías de que les robemos su precioso conocimiento. Los PAU-listasvibramos con placer cuando la senadora Kirchner y su comitivaformularon un plan, no de apoyar a la ciencia, sino de apoyarse en laciencia, en el mejor estilo primermundista.
Los miembros de la comitiva no pretendieron "bajarnos línea" comovisitantes políticos de otras épocas; en cambio, plantearon problemasa resolver y discutieron con autoridad el concepto del "valoragregado" que la ciencia confiere a la producción de un país,permitiéndole desarrollar nuevas tecnologías sin el costo de onerosasregalías. Mencionaron la creación de cientos de pymes, del ProgramaRaíces para recuperar PAU-listas, de "áreas prioritarias" en laeducación universitaria, y la inusitada incorporación de más de 100investigadores jóvenes al Consejo de Investigaciones Científicas(CONICET), que había estado cerrado por muchos años a tal influjo.
Los PAU-listas empleamos varios tests para distinguir los proyectosserios de aquéllos que no lo son. Uno de ellos, crucial, es el controlde calidad. La ciencia no prospera cuando no hay control de calidad.Lamentablemente, la comitiva Kirchner no dio muestra de tener planespara evaluar periódica y rigurosamente los varios planes científicosen marcha, por ejemplo, la productividad de los científicos delCONICET.
En el primer mundo, las instituciones científicas y educativas sonsujetas a rigurosas evaluaciones periódicas por comités externosindependientes, lo cual les permite asignar recursos a los individuoso grupos mas capacitados: ésta es una base de su éxito. Algunos paíseslatinoamericanos, como Chile, nos llevan clara ventaja en esta área.Los PAU-listas podríamos contribuir en el rol de evaluadores dado que(I) lo hacemos regularmente en los países donde actuamos, (II) noesperamos nada personal en retorno, ya que la enorme mayoría tenemosnuestra vida armada en otros países y no pensamos retornar a puestosen Argentina y (III) desde afuera soñamos con contribuir a desarrollaruna Argentina independiente del siglo XXI, con un sólido aparatoeducativo que comience en el jardín de infantes y acabe en una cienciay una tecnología de calidad.
Desde afuera nos preguntamos: ¿Ese ruido que se oye, es de rotaspalabras, como otras veces? ¿O de rotas cadenas que nos atan a laignorancia? El futuro dirá.

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