I want the one I can’t have – The Smiths
Los momentos en que se comparten las alegrías entre dos amigos íntimos casi no tienen comparación. Llega a la puerta de mi casa, toca el timbre, cuando le abro no se da tiempo ni para saludarme, solo me comienza a contar, con rostro brillante y excitado, acerca de cuando se la encontró en el centro comercial, ambos estaban perdiendo el tiempo, comenzaron a conversar y hacerse bromas; sin saber como, dos cuadras adelante ya iban tomados de la mano y rumbo a casa de ella. Yo le pido que se calme y más detalles, comparto su dicha, pero el casi ni me oye y continua diciéndome como disfruto los besos en la sala, como apagaron las luces aguantándose risas nerviosas e intercambiando miradas de morbo, para luego encontrarse casi chocando en la penumbra, acariciarse sin pudor alguno y copular a un ritmo irracional, salvaje, hasta satisfacer todos sus deseos y quedar exhaustos.
Parece mentira, solo de un día para otro lo veo cambiado, con una actitud diferente. Casi sin saber que más decirme, compartimos esos silencios que solo están hechos para que los amigos se comprendan sin decir una palabra; le pido el nombre de ella, único error que desbarata el momento, pues me dice el nombre de quien ocupa mis sueños y deseos más íntimos, de aquella con quien yo esperaba hacer algún día lo mismo que él. Creo que empiezo a odiarlos...
1 comment:
Shit happend
Mike
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