Llegó a mi correo este comunicado firmado por diversos obispos de la Iglesia Católica, lo cual me llenó de entusiasmo en estos tiempos donde se habla hasta de gente que desea o no minería, una posición ecuanime en medio de supuestas poblaciones violentas y supuestas consultas populares sin valor alguno, un oasis en el desierto, sin duda.
En solidaridad con la Diócesis de Chulucanas
Como Obispos, miembros de la Comisión Episcopal de Acción Social, queremos expresar nuestro apoyo, acompañamiento, y solidaridad a Monseñor Daniel Turley, miembro de nuestra Comisión, y a los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos de la diócesis de Chulucanas por los momentos difíciles que les toca vivir en el desarrollo de su labor de evangelizació n y promoción humana con la población de las serranías de Piura.
Necesidad de un diálogo amplio
Queremos, así mismo, expresar nuestra profunda preocupación por el conflicto que se vive en esas zonas, debido, en gran medida a:
1.- La situación de abandono y pobreza de la población de la zona,
2.- Las debilidades en el diálogo,
Como Iglesia que acompaña al pueblo, en sus esfuerzos por una vida digna, y promueve consensos, para una coexistencia pacífica en beneficio de toda la comunidad, consideramos que deben valorarse y acogerse las diversas iniciativas surgidas desde la población en búsquedas de procesos de diálogo, de reconocimiento y ejercicio de derechos de las comunidades. Así mismo, abogamos por un trato adecuado de los bienes de la creación y de la biodiversidad en la zona para lograr mejores condiciones de vida y de desarrollo local y regional.
Iglesia de Chulucanas: testimonio de presencia y entrega solidaria a su pueblo
La Iglesia está cercana a los campesinos que con amor generoso trabajan duramente la tierra para sacar, a veces en condiciones sumamente difíciles, el sustento para sus familias y aportar a todos los frutos de la tierra.” (D.A. Nº472)
Conocemos la entrega, sencillez y profundo compromiso que Monseñor Turley y los miembros de la Diócesis de Chulucanas demuestran cotidianamente en su labor evangelizadora y de acompañamiento a las comunidades y poblaciones locales; con la finalidad de brindar una adecuada formación humana y cristiana basada en valores del Evangelio, tales como el respeto profundo a la persona, creada a imagen y semejanza de Dios, reconocimiento de su dignidad y derechos, su compromiso con la verdad, la justicia y la solidaridad, sus esfuerzos sostenidos para promover espacios de diálogo, compartiendo y acogiendo las iniciativas de todos los sectores en búsqueda del bien común.
Legitimidad de la participación ciudadana
Ante la problemática existente en la zona, la población de Ayabaca y Huancabamba en el deseo de expresar su opinión, respecto a los actuales proyectos de desarrollo, ha demostrado gran madurez cívica y de búsqueda de medidas pacíficas. Ha generado, a través de sus municipios, un mecanismo de participación ciudadana, para que las poblaciones de dichas localidades expresen su parecer acerca de la realización de actividades económicas en el territorio de las comunidades de Yanta y Segunda y Cajas.
“No basta una democracia puramente formal, fundada en la limpieza de los procedimientos electorales, sino que es necesaria una democracia participativa y basada en la promoción y respeto de los derechos humanos” (D.A. Nº 74)
“El desarrollo es el nuevo nombre de la paz” y nos compromete a todos
Si bien la actual situación es tensa y difícil, tenemos la esperanza que el proceso de participación ciudadana en curso, nos conduzca a un diálogo sincero en aras de lograr un desarrollo humano, integral, sostenible y solidario para lo cual es imprescindible que todas las instituciones del Estado, empresa privada y sociedad asuman su rol con responsabilidad y solidaridad cuidando los bienes de la Creación y siendo todos partícipes en su desarrollo. Tal como lo menciona S.S. Benedicto XVI en su discurso inaugural de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y de el Caribe “Los pueblos latinoamericanos y caribeños tienen derecho a una vida plena, propia de los hijos de Dios, con unas condiciones más humanas: libres de las amenazas del hambre y de toda forma de violencia”. (DIA Nº 4)
Monseñor Pedro Barreto Jimeno, SJ Arzobispo de Huancayo, Presidente de CEAS
Monseñor Sebastián Ramis Torrens, TOR Obispo Prelado de Huamachuco, Vicepresidente de CEAS
Monseñor Carmelo Martínez Lázaro, OAR Obispo de Cajamarca
Monseñor Lino Panizza Richero, OFM Cap. Obispo de Carabayllo, Vicepresidente de Caritas del Perú
Monseñor Miguel Irizar Campos, CP, Obispo del Callao, Presidente de Caritas Perú
Monseñor Luis Bambarén Gastelumendi, SJ, Obispo emérito de Chimbote
Monseñor Alberto Campos Hernández, OFM, Obispo Vicario Apostólico de San José del Amazonas
Monseñor Francisco González Hernández, OP Obispo coadjutor Vicario Apostólico de Puerto Maldonado
Monseñor Carlos García Camader, Obispo de Lurín
Necesidad de un diálogo amplio
Queremos, así mismo, expresar nuestra profunda preocupación por el conflicto que se vive en esas zonas, debido, en gran medida a:
1.- La situación de abandono y pobreza de la población de la zona,
2.- Las debilidades en el diálogo,
Como Iglesia que acompaña al pueblo, en sus esfuerzos por una vida digna, y promueve consensos, para una coexistencia pacífica en beneficio de toda la comunidad, consideramos que deben valorarse y acogerse las diversas iniciativas surgidas desde la población en búsquedas de procesos de diálogo, de reconocimiento y ejercicio de derechos de las comunidades. Así mismo, abogamos por un trato adecuado de los bienes de la creación y de la biodiversidad en la zona para lograr mejores condiciones de vida y de desarrollo local y regional.
Iglesia de Chulucanas: testimonio de presencia y entrega solidaria a su pueblo
La Iglesia está cercana a los campesinos que con amor generoso trabajan duramente la tierra para sacar, a veces en condiciones sumamente difíciles, el sustento para sus familias y aportar a todos los frutos de la tierra.” (D.A. Nº472)
Conocemos la entrega, sencillez y profundo compromiso que Monseñor Turley y los miembros de la Diócesis de Chulucanas demuestran cotidianamente en su labor evangelizadora y de acompañamiento a las comunidades y poblaciones locales; con la finalidad de brindar una adecuada formación humana y cristiana basada en valores del Evangelio, tales como el respeto profundo a la persona, creada a imagen y semejanza de Dios, reconocimiento de su dignidad y derechos, su compromiso con la verdad, la justicia y la solidaridad, sus esfuerzos sostenidos para promover espacios de diálogo, compartiendo y acogiendo las iniciativas de todos los sectores en búsqueda del bien común.
Legitimidad de la participación ciudadana
Ante la problemática existente en la zona, la población de Ayabaca y Huancabamba en el deseo de expresar su opinión, respecto a los actuales proyectos de desarrollo, ha demostrado gran madurez cívica y de búsqueda de medidas pacíficas. Ha generado, a través de sus municipios, un mecanismo de participación ciudadana, para que las poblaciones de dichas localidades expresen su parecer acerca de la realización de actividades económicas en el territorio de las comunidades de Yanta y Segunda y Cajas.
“No basta una democracia puramente formal, fundada en la limpieza de los procedimientos electorales, sino que es necesaria una democracia participativa y basada en la promoción y respeto de los derechos humanos” (D.A. Nº 74)
“El desarrollo es el nuevo nombre de la paz” y nos compromete a todos
Si bien la actual situación es tensa y difícil, tenemos la esperanza que el proceso de participación ciudadana en curso, nos conduzca a un diálogo sincero en aras de lograr un desarrollo humano, integral, sostenible y solidario para lo cual es imprescindible que todas las instituciones del Estado, empresa privada y sociedad asuman su rol con responsabilidad y solidaridad cuidando los bienes de la Creación y siendo todos partícipes en su desarrollo. Tal como lo menciona S.S. Benedicto XVI en su discurso inaugural de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y de el Caribe “Los pueblos latinoamericanos y caribeños tienen derecho a una vida plena, propia de los hijos de Dios, con unas condiciones más humanas: libres de las amenazas del hambre y de toda forma de violencia”. (DIA Nº 4)
Monseñor Pedro Barreto Jimeno, SJ Arzobispo de Huancayo, Presidente de CEAS
Monseñor Sebastián Ramis Torrens, TOR Obispo Prelado de Huamachuco, Vicepresidente de CEAS
Monseñor Carmelo Martínez Lázaro, OAR Obispo de Cajamarca
Monseñor Lino Panizza Richero, OFM Cap. Obispo de Carabayllo, Vicepresidente de Caritas del Perú
Monseñor Miguel Irizar Campos, CP, Obispo del Callao, Presidente de Caritas Perú
Monseñor Luis Bambarén Gastelumendi, SJ, Obispo emérito de Chimbote
Monseñor Alberto Campos Hernández, OFM, Obispo Vicario Apostólico de San José del Amazonas
Monseñor Francisco González Hernández, OP Obispo coadjutor Vicario Apostólico de Puerto Maldonado
Monseñor Carlos García Camader, Obispo de Lurín
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